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DIENTES DESCUIDADOS: PELIGRO DE MUERTE

03 Junio 2016



Las enfermedades orales, sobre todo las relacionadas con las encías, pueden provocar problemas de salud en el resto del organismo. Generan desde trastornos del equilibrio y lesiones musculares, hasta dolores de cabeza o calambres e incluso, agravan una diabetes y aumentan el riesgo de cardiopatías.

 Nuestra salud bucodental tiene mucho que ver con las bacterias que hay en nuestra boca: son más de setecientas especies distintas y en un mililitro de saliva viven tantos microorganismos como habitantes tiene China. La mayoría nos ayudan a degradar la comida pero otros nos acarrearán problemas de salud si consiguen proliferar y desequilibrar la microbiota bucal.

¿Y cómo se mantiene ese equilibro? Con una buena higiene y tratando de evitar factores de riesgo como entrar en contacto con bacterias patógenas. Se transmiten por la saliva, de manera que, con un gesto tan habitual como limpiar el chupete de un bebé chupándolo nosotros, podemos pasar al niño microorganismos patógenos. También las parejas comparten microbiomas bucales muy parecidos, ya que en cada beso se intercambian bacterias.

 HAY QUE MANTENER A TODA COSTA EL EQUILIBRIO DE LAS BACTERIAS ORALES”


La saliva desempeña un papel protector fundamental pues remineralizan el esmalte que el ácido ataca. En algunos momentos de la vida la producción de saliva disminuye, como cuando nos hacemos mayores, cuando nos dedicamos a profesiones que requieren que hablemos mucho en público o deportistas de alto rendimiento. A estos grupos se les consideran de riesgo ante las enfermedades bucodentales.

Si la comunidad de microorganismos se desequilibra y proliferan microbios patógenos, pueden aparecer las caries o la enfermedad periodontal. Ésta, resulta más complicada: es infecciosa, inflamatoria y crónica y, además, destruye los tejidos que soportan el diente: el hueso alveolar.

 La primera fase es la gingivitis o inflamación de las encías. Ésta, en algunos casos puede evolucionar a periodontitis y se produce pérdida de hueso. Hay unas bacterias que afectan directamente al esmalte y otras que colonizan el espacio entre la encía y el diente y que van destruyendo el hueso, hasta que llega un momento en el que el diente se mueve y se puede perder.Una primera pista de que podemos tener periodontitis es que nos sangren las encías con frecuencia.



Esta enfermedad tiene dos consecuencias: la primera es local y supone la pérdida de dientes y la otra es sistémica y puede llegar a ser grave. La presencia de una gran cantidad de bacterias patógenas bajo la encía puede hacer que aquellas pasen a la sangre e invadan diferentes tejidos y órganos. De hecho, una mala salud bucodental se ha relacionado con un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular, parto prematuro, diabetes y síndrome metabólico entre otras complicaciones.

 ¿Cómo podemos prevenir estos problemas? Lo ideal es cepillarse los dientes después de cada comida o, como mínimo, dos veces al día si lo hacemos de forma exhaustiva. Eso sí, es muy importante hacerlo por las noches, pues no debemos permitir que las bacterias estén pegadas a los dientes tantas horas. El cepillado debe durar al menos dos minutos y el cepillo se debe mover en forma de barrido desde las encías al diente. Debemos recordar también la importancia de cepillarse la lengua, utilizar hilo dental y enjuagarnos la boca con un colutorio al menos una vez al día.Y recuerda, estos consejos deben ir acompañados de al menos dos visitas al año a tu dentista,; él será quien te guíe personalmente para lucir una sonrisa perfecta.

(Fuente: Muy Interesante)
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